El refuerzo de estructuras de concreto mediante la adhesión de materiales compuestos de tejidos basados en filamentos de fibra de carbono, comenzó en la década de los 80 en EE.UU. y Japón, como sistema más viable para la adaptación de las estructuras existentes a los nuevos coeficientes de seguridad estructural establecidos en las recientes normativas de construcción antisísmicas. Desde estas primeras aplicaciones del carbono en construcción hasta nuestros días, la fibra de carbono como sistema de refuerzo estructural se ha impuesto frente al resto de sistemas tradicionales gracias a su facilidad de instalación y bajo precio.