El refuerzo metálico es el más utilizado históricamente. Es usado mediante adhesión o por simple colaboración de los nuevos perfiles metálicos sobre la estructura a reforzar.
Este tipo de refuerzo se puede realizar mediante sustitución de la estructura a reforzar por una nueva, paralela a la misma, y que es capaz de recibir tanto las cargas de uso como las permanentes de la propia estructura. También se realizan refuerzos metálicos por adhesión de nuevos perfiles con resinas epóxicas que colaboran con la estructura antigua, ayudándola a obtener los coeficientes de seguridad previstos (Metodo l’Hermite).